Yo creo que mi sensibilidad y participación social inicia desde muy niño con las enseñanzas en mi familia; cuando mi mamá y mi papá solidariamente apoyaban a todos los que podían. Siempre había un plato de comida para brindar a todos los que llegaban y se buscaba hacer buenas obras por las familias y amigos sin esperar nada a cambio
Trochando Sin Fronteras, edición 37 Octubre – Diciembre de 2018
Las luchas, los sueños y el compromiso del líder social
Julián Andrés Gil el Estado colombiano no lo lograra acallar con la represión y
manteniéndolo privado de la libertad, es así como no lo dio a conocer en
entrevista a nuestro medio de comunicación popular Trochando Sin Fronteras.
Trochando Sin Fronteras: ¿Cuéntenos, Como ha sido su
recorrido en el movimiento social, ¿Cuándo inicio y que lo motivo a trabajar
con las comunidades?
Julián Gil: Yo creo que mi sensibilidad y
participación social inicia desde muy niño con las enseñanzas en mi familia;
cuando mi mamá y mi papá solidariamente apoyaban a todos los que podían.
Siempre había un plato de comida para brindar a todos los que llegaban y se
buscaba hacer buenas obras por las familias y amigos sin esperar nada a cambio;
mi mamá con su amor maternal y cariño y, mi papá con su disponibilidad de
trabaja y solidaridad.
Estando en el colegio, conocí profesores brillantes de sociales, filosofía y calculo, quienes, con visión crítica del mundo, compartían sus saberes y promovían el aprendizaje consiente y coherente. Desde allí desperté inquietud por leer la teoría del conocimiento de Johanes Hessen y misteriosa de la filosofía de Marx, el deseo de hacer algo útil, cuando salí del colegio, me acerco a un grupo de gente joven que hacia trabajo comunitario en el barrio La María de Techo Tiba, y a los misioneros Claretianos, con su trabajo misionero e historia comprometida con la gente más empobrecida.
Estando en el colegio, conocí profesores brillantes de sociales, filosofía y calculo, quienes, con visión crítica del mundo, compartían sus saberes y promovían el aprendizaje consiente y coherente. Desde allí desperté inquietud por leer la teoría del conocimiento de Johanes Hessen y misteriosa de la filosofía de Marx, el deseo de hacer algo útil, cuando salí del colegio, me acerco a un grupo de gente joven que hacia trabajo comunitario en el barrio La María de Techo Tiba, y a los misioneros Claretianos, con su trabajo misionero e historia comprometida con la gente más empobrecida.
Durante un tiempo pude aportar en un espacio comunitario
de La Biblioteca, La María y participar en espacios llenos de vida y la
Esperanza que habría surgido por el trabajo de organizadores barriales como
forma de protesta en contra de la imposición del basurero Gibraltar.
En este tiempo gracias a la invitación de un sacerdote,
claretiano participe de una experiencia misionera en la Vereda San Roque del
municipio de Palomas en Gachala- Cundinamarca, donde me conmovió la situación
de precariedad que vivian los campesinos, y comprendí allí en espacio posible
donde posea aportar desde el compromiso de la Fe y la acción transformadora que
los misioneros Claretianos reflejaban en su trabajo misionero.
Ingrese al Seminario Claretiano, donde pude ver un
universo posible de acción; participe desde allí en regiones donde el conflicto
social y armado se había ensañado en contra de los más humildes, lugares como
Medellín del Ariaria en el Meta y Mariote en Casanare.
En el trabajo de defensa de los derechos humanos y
protección del territorio y la dignidad campesina, me uní a la corporación
Claretiana Norman Pérez Bello, para trabajar como laico comprometido en el
acompañamiento a víctimas de conflicto y continuar en el trabajo misionero en
Morcote Casanare, donde gracias a muchas y muchos, se conformó una Asociación
Campesina, opuesta a la petrolera y enfocada a la defensa del campo.
En la región conocí el trabajo comprometido de Cospacc y
de muchas y muchos campesinos, jóvenes, indígenas y trabajadores, que
organizados configuraron las organizaciones sociales del Centro Oriente, a
ellos empecé a sumar mis pasos desde el apoyo en espacios de formación social y
comunitaria, en la configuración del proceso de jóvenes y estudiantes ANJECO, y
finalmente en la participación de la comisión internacional del Congreso de los
Pueblos.
TSF: Mientras adelantaba su trabajo social en las
comunidades, regiones en la parte internacional, ¿En algún momento pensó en que
podía ser estigmatizado y perseguido por el Estado por la labor que realizaba?
JG: En el trabajo de la defensa de los derechos
humanos y el territorio, comprendí que las Fuerzas Militares y policiales
llevaban a cabo campañas de estigmatización, persecución y asesinato contra
quienes defenderán sus territorios o sus ideas. Así el caso del Norman Pérez
Bello, quien fue asesinado por su liderazgo comunitario en las comunidades
eclesiales de base, los cientos de casos de falsos positivos en Boyacá y
Casanare, el asesinato del hermano y amigo Carlos Pedraza quien era líder
comunitario, el asesinato de Daniel Abril en Trinidad Casanare, defensor de la
naturaleza y los derechos humanos. Y algo que ha marcado mi comprensión de lo
represivo del Estado Colombiano ha sido el asedio permanente, que viven las
madres de los falsos positivos de Soacha, como Carmenza, María, Idali, Luz
marina, entre muchas otras. También en las amenazas contra los líderes
comunitarios, en el sur de Bolívar, en el Catatumbo y más recientemente en
contra de Marylen Serna, Edgar Mojica y Sebastián Quiroga.
Estos hechos solo confirman que defender los derechos
humanos y defender las ideas en Colombia, tienen un costo alto de persecución,
pero que es urgente seguirlo haciendo, seguir trabajando por el cumplimiento de
los derechos humanos y seguir cultivando la vida para que se fortalezcan y
surjan nuevas ideas.
TSF: ¿Cómo ha afrontado estos meses de
cautiverio, ¿cuáles son sus motivaciones para mantener el ánimo y la firmeza en
estos momentos tan difíciles?
JG: Hoy, al cumplir 100 días de estar privado de la
libertad he tenido que enfrentar muchos temores, especialmente el de no poder
ver mi familia, y compartir con mis sobrinos Juan José y Emanuel. También el de
no poder expresarme, ni movilizarme tranquilamente.
Ante este encierro que lleva todos los derechos a menos,
que los reduce a su mínima expresión, como el derecho a la alimentación, la
salud, o la educación y que la vulneración de estos profundiza y exacerba
problemas sociales, como la violencia y la corrupción, el más cierto anclaje es
la confianza en la organización y la posibilidad de aportar en las
transformaciones sociales, tanto dentro de la cárcel como fuera de ella.
La lectura también ha sido mi refugio y fuente de
esperanza, como la narración de Arturo Alabe en texto Cadáver insepulto, que
cuenta la experiencia aguerrida de una mujer que defiende la dignidad, y la de
un periódico que rio, da brazo a torcer en dar a conocer la verdad, ambos
describen como en la Colombia del 48 al 53 se configura un cadáver que hasta
nuestros días sigue haciendo en las bases de la democracia.
TSF: ¿Cómo ve el actual movimiento
por el que pasa el país y que cree que le espera al movimiento social y sus
líderes en Colombia?
JG: Este momento tiene varias características que
obedecen a la profundización de un modelo autoritario y antidemocrático, que
privilegia los intereses trans-peccionales, y va cerrando las posibilidades de
participación a sectores distintos a los que se reparten el poder. Primero, la
subida a la presidencia de Iván Duque, quien representa la cara paramilitar
terrateniente de la oligarquía Colombiana; Segundo, la negación de personería
jurídica a la Colombia Humana que en las urnas deposito más de 8 millones de
votos; tercero, la reconsideración de las facultades decisorias en los
territorios de las consultas populares; cuarto, la posición cerrada y de
incumplimiento de acuerdo con las insurgencias armadas, como lo sucedido con
las Farc-Ep y la actual situación de los diálogos con el ELN, lo que pone en
evidencia la ausencia de voluntad política de Gobierno en la construcción de
Paz; y, quinto, la persecución, judicialización y asesinato sistemático de líderes
y lideresas sociales.
Estos 5 elementos configuran un escenario de agudización
de los conflictos en el país, con el aumento de pie de fuerza represivo en los
campos y ciudades, y la creciente movilización que continuara debido a la
violencia económica, la negación de garantías sociales.
Lo cual indica que es momento que abre importantes
posibilidades de configuración de un bloque, popular más fuerte y cohesionado
alrededor de banderas profundamente democráticas, como la defensa de las
organización y participación política y la de las garantías en derechos
sociales, económicas, políticas y culturales. Es claro que solo en la
movilización y en la lucha social se pueden ver la unidad, alianzas y
convergencias reales para el movimiento popular, por tanto, es importante
propiciar escenarios que pongan a caminar la palabra, en la escucha, la
reflexión y la acción transformadora.
TSF: ¿Cuál sería el mensaje que le haría llegar a
esos compañeros y compañeras, que se encuentran luchando por una vida digna en
las diferentes regiones y que son víctimas de la represión del Estado?
JG: A todas las compañeras y compañeros que se
levantan todos los días a trabajar para garantizar un sustento a sus familias,
a los que luchan incansablemente por defender el rio, la montaña y los
animales, a los que no dan un brazo a torcer en la construcción de garantías en
derechos, a las que sueñan y trabajan por un mejor presente, a todos ellos, un
abrazo cargado de Esperanza porque de sus luchas diarias depende nuestra
libertad, de la unidad y la fortaleza con que se sigan tejiendo y juntando,
nuestras luchas al interior de la cárcel también tendrán eco y nuestras voces
no serán silenciadas.
Finalmente comparto una frase corta Gao Xingjian escritor
chino; “La dignidad es la conciencia de la existencia. En ella radica la fuerza
de los hombres indecisos. Si la conciencia de la existencia desaparece, la vida
adquiere la forma de la muerte”.