miércoles, 17 de julio de 2019

Palabras del compañero Hermes Burgos, preso político perseguido por el Gobierno Colombiano








Entiendo lo que me está pasando y no dejaré de ser lo que soy, recuerden, “un perro ovejero siempre sigue cargando lana”. No teman seguir en la lucha del trabajo social. El respeto y estímulo de ustedes hacia mí es la continuación del trabajo tal cual estaba diseñado. Saludos para los sectores de jóvenes, afros, mujeres, campesinos, obreros sindicales, indígenas y demás sectores que se mantienen en la continuidad de la lucha. Saludo al trabajo que se adelanta en Villavo. 

Hoy por hoy la situación que pasa el movimiento social campesino, entre otros procesos, nos lleva a todos los hombres y mujeres comprometidos por las transformaciones y los cambios, a que jalonen otra realidad. No solo debemos resistir, sino seguir dando la batalla de no dejarnos callar o desmoralizar del régimen de terror que históricamente ha buscado ignorarnos no solo física sino moralmente. Es por eso que el régimen ha buscado imponer una guerra integral que tiene varios componentes. Un componente militar, orientado desde las fuerzas de inteligencia ejecutada a nombre de paramilitares. Un componente ideológico desarrollado por medios de comunicación y las iglesias que buscan generar una esperanza en el pueblo y justificar las agresiones del régimen. Un componente político que se encamina a la captación de líderes de los procesos además de ejercer control y generar mayor legitimidad. Un componente económico que busca asegurar más la explotación de los recursos naturales. Un componente jurídico donde en nombre de la ley nos persiguen, nos estigmatizan y nos encarcelan como instrumento de persecución, buscando generar un desequilibrio no solo en el proceso social, sino también que busca aislar a la persona, haciendo una ruptura con la familia y con el entorno. Es por eso que como revolucionarios debemos asumir este otro escenario por duro que sea, como un nuevo escenario de lucha y confrontación, incluso de formación. Estoy seguro y convencido de que ustedes como compañeros no han de ser inferiores a estos retos que se nos presentan en nuestros procesos de cotidianidad y entrega a las comunidades. No es delito cumplir con nuestro deber ante un pueblo que tanto espera quién conduzca una realidad de país, porque junto con él construiremos caminos de libertad, de justicia y de dignidad. 
Por estos motivos y por otros más debemos defender nuestras tierras, el campo y la ciudad. Para que nuestras tierras no sigan siendo portadoras de materia prima para la descomposición social en la ciudad. Si en verdad somos un pueblo organizado, no sigamos permitiendo que nuestras tierras sigan siendo portadores de cultivos de coca, marihuana y amapola entre otros. Estos cultivos no solo llevan a fortalecer el bolsillo de los gobiernos de turno, sino que llevan a los hijos del bajo estrato a una descomposición social por la que terminan en las mazmorras del Estado. Se nos crece el enano porque estamos llamados a fortalecer más el sistema de formación política, ideológica, de derechos humanos, el rescate de las culturas y la dignidad. Que no sea solo aparentar sino también como dice la biblia—“harás todo en mi nombre”. Debido a eso debemos ser más profesionales en todo el uso de la palabra, para que no nos dejen como la chiva que parió tres. Para llegar al modelo de país que todas y todos queremos debemos ser más conspirativos con pensamiento de clase.
Es por eso que a lo sindical le toca grandes tareas, porque sobre ellos hay una gran responsabilidad, sobre ellos hay muchas tareas como las de la salud, educación, las fábricas entre otras. Lo minero energético no es la responsabilidad de dos o tres compañeros sino de todos los que conocemos el proceso social y los que no también les toca a ayudar porque nos toca llegar más al campo, afros e indígenas. A los de lo urbano a colegios, universidades y religiosos. Por eso digo que no me ha pesado el tiempo que le he dedicado a las luchas sociales, aunque el camino es largo y estrecho no es imposible al andar. 
Después de esta introducción política les cuento algo de este pobre labriego. Aquí 
nos cuidan más que el oro, nos cuentan más que la plata y nos arrean como ganado al matadero. Es una experiencia más en mi vida porque el deber o la tarea es como dice el himno del C.N.A.: hasta no vencer no triunfar. El llamado en esta reflexión es consolidar todo el proceso social. Ese cuento de la paz no es para que nos dejemos engañar, eso es un apaciguismo para aquellas personas que no están claras políticamente. 
Aunque me dio alegría saber de la presentación de compañeros ante   la Fiscalía y eso está bien, sin embargo, no hay que confiarse, hay que tener malicia indígena y continuar la campaña “Ser líder social no es delito”. Estamos haciendo un pliego de asistencia, necesitamos nos apoyen en estos puntos. No es fácil pero tampoco imposible. Me encontré con muchos compañeros de clase pero con unas grandes dificultades además de perder la libertad, sin condiciones mínimas para llevar una vida digna. La lucha es larga.  

Tomado de: Trochando Sin Fronteras

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