domingo, 30 de noviembre de 2014

Galería; Lanzamiento del libro Memorias sin mordaza

María Raquel Castro Pérez










Lanzamiento del libro Memorias sin mordaza, escrito por la profesora María Raquel Castro Pérez, el cual se realizo el día 29 de noviembre en  la  casa de la cultura de la ciudad de Sogamoso.

Un libro dedicado a la memoria de los compañeros dirigentes sociales y sindicalistas; Héctor Alirio Martínez, Jorge Eduardo Prieto Chamucero y Leonel Goyeneche, masacre  ocurrida el 5 de agosto de 2004  en la Vereda Caño Seco del municipio Saravena Arauca, esta masacre fue cometida por personal de la Brigada XVIII, perteneciente al Batallón Revéis Pizarro

Un relato escrito por la  sobreviviente de esta masacre, quien narra de primera mano su experiencia vivida en el momento que suceden los hechos, al igual que las dificultades que ha tenido que soportar durante estos años de encarcelamiento y destierro.

Actividad que  contó con el  la presencia del Padre Carlos Prias  quien hizo la presentación del libro, con una reflexión sobre el papel y el sufrimiento de la mujeres a través del tiempo y la importancia que están han tenido en los cambios sociales.

La casa de la cultura junto a su director Alfredo Tobar se vincula a esta actividad de memoria histórica de los pueblos, es un espacio de visualización de las victimas de crímenes de estado. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Agricultura Urbana, una lucha por el territorio, la soberanía alimentaria y la organización popular.




Un año y medio atrás a inicios del 2013, vecinos de Sogamoso, Boyacá dimos los primeros pasos para la conformación de una huerta comunitaria, así al inicio, fuéramos sólo 3 personas que esporádicamente teníamos apoyo de vecinos y amigos, no partíamos de cero, ya que había experiencia en el siembro y también en la organización campesina, entre las 3 personas todos estábamos comprometidos con la organización popular y aunque no todos sabíamos sembrar, el aprendizaje fue mutuo y enriquecedor.


Esta huerta fue nuestro lugar de encuentro, allí compartíamos espacios de trabajo y de socialización, al inicio los vecinos nos miraban con algo de curiosidad, si bien es cierto el sitio no queda ubicado en el centro del municipio y existen zonas de pastizales, en esta parte de la zona suburbana, poco se cultivaba más allá de –esporádicamente- maíz y de la tenencia de vacas y ovejas y aún menos para el autoconsumo.


En ese primer intento, descapotamos el terreno y arrancamos el pasto de un área pequeña, que sin embargo necesitó bastante tiempo, sembramos papas, alverjas, cilantro y ahuyama, alimentos que para el momento de la cosecha sirvieron para nosotros mismos y de la misma manera para compartir con los vecinos y eso que es un pedacito de tierra pequeño, como de 7 por 20.


Luego hubo una mudanza, quien se fue, no pasaba el mismo tiempo que los demás en el lote, entonces además de colaborar cuando podía empezó a sembrar en un antejardín, unas espinacas, lechugas, quinuas, pimentones y tomates, en el lote, se sembraron algunas hortalizas y plantas medicinales, pero además del trabajo del lote, vecinas de enfrente empezaron con su pedacito, a picarlo y a sembrar. 


Empezamos a reunirnos, a charlar sobre las plantas que sembrábamos, también sobre las que conocíamos, sus usos medicinales, sobre recetas, lo que podríamos sembrar, fuimos desenvolviendo la pita y charlábamos más de los problemas del barrio, de los pelados de los niños de las enfermedades y de la minería, ya para este tiempo empezaron a llegar más conocidos e incluso personas que no tenían más tierra que un par de platonadas que se sacaban de los lotes.


Empezamos a implementar en las casa de quienes charlábamos las huertas, al mismo tiempo que compartíamos semillas y las señoras del barrio nos contaban sus anécdotas, hablábamos de la situación del campo, de los paros y las movilizaciones; quienes hacían parte de la asociación campesina (Asonalca, CNA) nos hablaban de soberanía alimentaria, de las luchas por las semillas y de las peleas por el territorio; en agosto de 2013, salimos a los cacerolazos y apoyamos al campesinado sabiéndonos parte de él aunque no tengamos tierra, estuvimos en  y marchas, ya para el 2014 decidimos entre nosotros hacer una olla comunitaria en la entrada a Sogamoso con aportes de nuestros productos y otros donados, estuvimos en los puntos de bloqueo y en las calles.


De esta manera el proceso suena muy bonito y casi perfecto, pero lo cierto es que hemos tenido bajonazos y estancamientos, algunas veces nos pegaron las plagas, caracoles, hongos y hasta pájaros se nos comían los productos, otras ha habido pereza o desencuentros, muchas veces no nos reunimos o no estudiamos o pasa el tiempo sin que nos veamos, la época de sequía también nos golpeó, pero sirvió para hablar del fenómenos del niño y de la contaminación, sin embargo las plantas siguen creciendo, hemos podido hacer experimentos de siembra en botellas, que para nosotros fue un descubrimiento, producción de compost, así como lombricultivo y de cuando en vez compartimos semillas, tratamos al máximo de trabajar con semillas propias, auto-recolectadas y donadas o traídas de otros lugares, es de resaltar, que la comida de nuestras casas ha mejorado, tenemos más variedad y mejor nutrición al igual que la relaciones entre nosotros los que hacemos parte, quienes viven en el centro o alejados, siembran donde pueden, en canecas, tarros o lo que sea, pero ahí tienen su hojita de lechuga para la ensalada,  cilantro para el caldo o su pimentón para el guiso, incluso sirve para desestrezarse, en palabras de una compañera, “cojo la pica y le doy a la tierra en lugar de cascarle al chino” algunos niños del barrio también tienen plantas que cuidan, hemos compartido la experiencia con muchachos de la universidad, con otros compañeros de la asociación y con madres de Sogamoso, cosa curiosa que ha pasado es que ahora se ven más cultivos en el barrio y en la cuadra. 


Esta es nuestra pequeña historia, queremos continuar con las huertas, con la agricultura urbana o sub-urbana, pero también debemos volver a las huertas caseras en el campo, ya casi no se ven, sólo se produce para vender y el resto, compre, estamos pensando en un lotecito de la asociación, para hacer una huerta comunitaria de todos, para producir mejor y trabajar en convites.



jueves, 13 de noviembre de 2014

Cumbre Agraria en sesión de negociaciones con Gobierno Nacional



Discuten el punto de Minería, Energía y Ruralidad



Con gran expectativa inició jornada de negociación entre voceros de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular y gobierno nacional en cabeza de los ministros Juan Fernando Cristo del interior, Gabriel Vallejo de Ambiente y desarrollo sostenible y Tomás González de Minas y Energía; esta sesión que comenzó ayer 12  y que se extenderá hasta el día viernes 14 de noviembre, ha puesto sobre la agenda y para el debate el punto de minería, energía y ruralidad que está contemplado entre los ocho puntos del pliego de exigencias de la cumbre agraria. 



 Las deliberaciones avanzan sobre los siguientes sub-puntos que recogen la propuesta, así, Renta minera, moratoria de explotación minera, minería y derechos humanos y Precio de los combustibles,  este es uno de los puntos que hace parte del pliego unitario de exigencias de Cumbre Agraria.



Para el pueblo colombiano y para el movimiento agrario en particular, los puntos del pliego constituyen una propuesta política que plantea cambios trascendentales a favor de la población y que tienen que ver con un nuevo modelo de explotación de los recursos naturales, la implementación de una economía propia y la aprobación de otras figuras territoriales como las zonas agroalimentarias.



Estas discusiones políticas cuentan con la participación directa de las comunidades campesinas, negras e indígenas y buscan que el gobierno nacional no acabe con los recursos naturales y la riqueza de los territorios, por eso debe ocupar la atención de toda la población y necesita el respaldo y acompañamiento para que estas mesas alcancen los beneficios propuestos.



domingo, 9 de noviembre de 2014

VII PEREGRINACION CONMEMORACION 13 AÑOS DE LA MASACRE DEL PARAMO DE LA SARNA




“Caminamos contra la impunidad. Exigimos justicia.
Decimos NO a la reforma al fuero penal militar"





El departamento de Boyacá no ha sido escenario ajeno a la violencia política que padece el país, hoy persisten graves violaciones a los Derechos Humanos dejando víctimas y familias que no han recibido verdad, justicia ni reparación. Una propuesta de paz para Colombia debe cimentarse en el reconocimiento de la barbarie que ha sacudido al pueblo, por esto urge cada vez más la visibilización de la tragedia y el dolor de las víctimas y sus familiares, siendo necesario no olvidar a nuestros muertos para que la historia no se vuelva a repetir.


Dentro de los hechos que han impactado a la ciudadanía boyacense es necesario recordar la masacre del páramo de La Sarna ocurrida el 1 de diciembre de 2001 en la que fueron ejecutadas 15 personas en la vereda de Las Cintas del municipio de Sogamoso (Boyacá), quienes se dirigían a la población de Labranzagrande. Este hecho es conocido como la masacre del Páramo de La Sarna.


Historia de la Masacre:


A las seis de la mañana del sábado 1 de diciembre de 2001 partió del Terminal de Sogamoso rumbo a Labranza Grande el bus Nº 339, un Chevrolet 600 de la Empresa Cootracero, identificado con las plazas JYG-137, con solo tres pasajeros en su interior. Durante el recorrido recogió 12 pasajeros, además en el bus viajaban dos niños de 7 y 12 años y una mujer de la tercera edad. El primero de ellos hijo del conductor, el segundo de una profesora que viajaba con su esposo.


En el sitio conocido como “La Sarna”, sector Melgarejo, a unos 30 kilómetros de Sogamoso, un grupo de hombres armados detuvo la marcha del bus, obligó al conductor a atravesarlo en la carretera y a sus ocupantes a  descender. 



Seguidamente, separaron a los dos niños y a una anciana que hacía parte de los pasajeros y luego obligaron a las restantes quince personas (12 hombres y 3 mujeres) a tenderse boca abajo sobre el asfalto para proceder a dispararles uno a uno, principalmente con tiros en la cabeza.


Las victimas fueron:


Luís Ángel Gil Orduz de 30 años, ingeniero. Trabajaba como ayudante del ingeniero Gonzalo Rincón, con quien viajaba el 1 de diciembre a Labranzagrande por motivos de trabajo.

Tania Leonor Correa Pidiachi de 25 años, estudiante de Medicina de la Fundación Universitaria de Boyacá.


Mercedes Rivera, tenía 22 años de edad y trabajaba como empleada de la Administración Municipal de Paya.


Luis Arturo Cárdenas de 20 años, Zootecnista egresado de la UNAD, trabajaba como director de la UMATA en el municipio de Paya.


Isidro Alba Guío de 50 años, profesor, licenciado en Ciencias Sociales y Económicas  de la UPTC.


Jonh Fredy Poveda Bayona, de 17 años de edad, estudiante de la  Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en la Facultad de Ingeniería de Transportes y Vías.

Luís Miguel Melo Espitia, tenía 17 años de edad y en ese momento trabajaba como ayudante del bus.


Abel Cudris Rodríguez, procedente de El Banco (Magdalena)

Gonzalo Rincón Barrera, tenia 31 años de edad, Ingeniero Sanitario y Ambiental egresado de Uniboyaca, residente en Sogamoso.

Luís Alejandro Pérez Fernández, de  22 años de edad, era estudiante de cuarto semestre de Administración de Empresas de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.


José Antonio Mongui Pérez, de 52 años, comerciante, residente en Sogamoso.

Jairo Isidoro Peña de 42 años. Se dedicó toda su vida a la agricultura y la ganadería, y en varios momentos desempeñó cargos públicos en Labranzagrande, Tenia un almacén de víveres junto con su esposa Herminda Blanco.


Herminda Blanco de Peña, profesora, esposa de don Jairo. Tenia un almacén de víveres junto con su esposo Jairo Isidoro Peña


Bertulfo Noa Rosas Arguello, agricultor de 50 años de edad.
Hernando Gómez Garavito, tenía 32 años de edad,  era el conductor del bus.


Impunidad:


Por varios años la masacre de la Sarna permaneció en total impunidad, hasta el año 2008 cuando algunos paramilitares, miembros del bloque Autodefensas Campesinas del Casanare, empezaron a hablar sobre lo que realmente ocurrió.


Ellos cuentan que esta masacre fue cometida por el grupo paramilitar conjuntamente con miembros de la fuerza pública quienes no solo facilitaron su paso, sino que además entregaron parte de las armas con las que ejecutaron a las víctimas. Estos hechos aun estan en la impunidad ya que aún no han sido juzgados todos los responsables.



Actualmente en el Congreso de la República cursan reformas constitucionales y legales  para ampliar el fuero penal militar y revisar las sentencias dictadas contra militares.[1] En caso de que estas reformas sean aprobadas, se estarían violando principios del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y Naciones Unidas que establecen que la jurisdicción penal militar debe tener un carácter restrictivo y excepcional, solo aplicable a delitos propios del servicio militar o policial y nunca podría operar para investigar violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario. Estas  reformas limitan los derechos de las víctimas de acceder a un juez independiente e imparcial para la satisfacción de su derecho a la justicia.


En caso de ser aprobadas estar reformas, sería muy probable que las violaciones a derechos humanos que ya se han cometido continúen en la impunidad y se dejaría un terreno abonado para facilitar que ese tipo de hechos se sigan cometiendo.



La Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, se ha pronunciado alertando sobre la gravedad de estas reformas señalando que de ser probadas se estarían vulnerando los derechos de las victimas[2].


Peregrinación:

Para este año proponemos darle continuidad a las peregrinaciones realizadas en años anteriores como un acto de memoria y dignidad, realizando la VII Peregrinación el día domingo 30 de noviembre de 2014 con el objeto de reiterar que la paz genuina y duradera solo es posible sin crímenes de Estado, expresar nuestras exigencias para que haya verdad, justicia, reparación y garantias para que estos hechos no se vuelvan a repetir; ello implica que no se aprueben leyes que van en contravía de los derechos de las victimas, tales como las reformas al fuero penal militar que actualmente cursan en el Congreso.