lunes, 17 de noviembre de 2014

Agricultura Urbana, una lucha por el territorio, la soberanía alimentaria y la organización popular.




Un año y medio atrás a inicios del 2013, vecinos de Sogamoso, Boyacá dimos los primeros pasos para la conformación de una huerta comunitaria, así al inicio, fuéramos sólo 3 personas que esporádicamente teníamos apoyo de vecinos y amigos, no partíamos de cero, ya que había experiencia en el siembro y también en la organización campesina, entre las 3 personas todos estábamos comprometidos con la organización popular y aunque no todos sabíamos sembrar, el aprendizaje fue mutuo y enriquecedor.


Esta huerta fue nuestro lugar de encuentro, allí compartíamos espacios de trabajo y de socialización, al inicio los vecinos nos miraban con algo de curiosidad, si bien es cierto el sitio no queda ubicado en el centro del municipio y existen zonas de pastizales, en esta parte de la zona suburbana, poco se cultivaba más allá de –esporádicamente- maíz y de la tenencia de vacas y ovejas y aún menos para el autoconsumo.


En ese primer intento, descapotamos el terreno y arrancamos el pasto de un área pequeña, que sin embargo necesitó bastante tiempo, sembramos papas, alverjas, cilantro y ahuyama, alimentos que para el momento de la cosecha sirvieron para nosotros mismos y de la misma manera para compartir con los vecinos y eso que es un pedacito de tierra pequeño, como de 7 por 20.


Luego hubo una mudanza, quien se fue, no pasaba el mismo tiempo que los demás en el lote, entonces además de colaborar cuando podía empezó a sembrar en un antejardín, unas espinacas, lechugas, quinuas, pimentones y tomates, en el lote, se sembraron algunas hortalizas y plantas medicinales, pero además del trabajo del lote, vecinas de enfrente empezaron con su pedacito, a picarlo y a sembrar. 


Empezamos a reunirnos, a charlar sobre las plantas que sembrábamos, también sobre las que conocíamos, sus usos medicinales, sobre recetas, lo que podríamos sembrar, fuimos desenvolviendo la pita y charlábamos más de los problemas del barrio, de los pelados de los niños de las enfermedades y de la minería, ya para este tiempo empezaron a llegar más conocidos e incluso personas que no tenían más tierra que un par de platonadas que se sacaban de los lotes.


Empezamos a implementar en las casa de quienes charlábamos las huertas, al mismo tiempo que compartíamos semillas y las señoras del barrio nos contaban sus anécdotas, hablábamos de la situación del campo, de los paros y las movilizaciones; quienes hacían parte de la asociación campesina (Asonalca, CNA) nos hablaban de soberanía alimentaria, de las luchas por las semillas y de las peleas por el territorio; en agosto de 2013, salimos a los cacerolazos y apoyamos al campesinado sabiéndonos parte de él aunque no tengamos tierra, estuvimos en  y marchas, ya para el 2014 decidimos entre nosotros hacer una olla comunitaria en la entrada a Sogamoso con aportes de nuestros productos y otros donados, estuvimos en los puntos de bloqueo y en las calles.


De esta manera el proceso suena muy bonito y casi perfecto, pero lo cierto es que hemos tenido bajonazos y estancamientos, algunas veces nos pegaron las plagas, caracoles, hongos y hasta pájaros se nos comían los productos, otras ha habido pereza o desencuentros, muchas veces no nos reunimos o no estudiamos o pasa el tiempo sin que nos veamos, la época de sequía también nos golpeó, pero sirvió para hablar del fenómenos del niño y de la contaminación, sin embargo las plantas siguen creciendo, hemos podido hacer experimentos de siembra en botellas, que para nosotros fue un descubrimiento, producción de compost, así como lombricultivo y de cuando en vez compartimos semillas, tratamos al máximo de trabajar con semillas propias, auto-recolectadas y donadas o traídas de otros lugares, es de resaltar, que la comida de nuestras casas ha mejorado, tenemos más variedad y mejor nutrición al igual que la relaciones entre nosotros los que hacemos parte, quienes viven en el centro o alejados, siembran donde pueden, en canecas, tarros o lo que sea, pero ahí tienen su hojita de lechuga para la ensalada,  cilantro para el caldo o su pimentón para el guiso, incluso sirve para desestrezarse, en palabras de una compañera, “cojo la pica y le doy a la tierra en lugar de cascarle al chino” algunos niños del barrio también tienen plantas que cuidan, hemos compartido la experiencia con muchachos de la universidad, con otros compañeros de la asociación y con madres de Sogamoso, cosa curiosa que ha pasado es que ahora se ven más cultivos en el barrio y en la cuadra. 


Esta es nuestra pequeña historia, queremos continuar con las huertas, con la agricultura urbana o sub-urbana, pero también debemos volver a las huertas caseras en el campo, ya casi no se ven, sólo se produce para vender y el resto, compre, estamos pensando en un lotecito de la asociación, para hacer una huerta comunitaria de todos, para producir mejor y trabajar en convites.



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