Las mentiras de la Inversión.
Foto: Mazorkomunicaciones.
El grupo argos planea ampliar su planta de producción de
cemento en Sogamoso – Boyacá ante este anuncio, la comunidad afectada directamente por su
actividad cuestiona dicho proyecto y le hace frente.
El Sábado 7 de Febrero, en el barrio
Nazareth de Nobsa, funcionarios de la Multinacional ARGOS realizaron la
socialización del proyecto de modernización y ampliación de su planta, ubicada
en el municipio boyacense de Sogamoso, anunciando que dicho proyecto tendrá una
inversión de 450 millones de dólares[1] en
los 3 años en que se desarrollará y resaltando que se pasará de la producción
actual de cemento equivalente a 600mil toneladas/año a 2 millones de
toneladas/año.
Este proyecto cuenta con la
construcción de una banda transportadora de 2.9 km de extensión, que será
paralela a la desaparecida quebrada Belencito, va desde la mina donde se
realiza la explotación hasta la planta de transformación, pasando por predios
de propiedad de Acerías Paz del Río[2] y
por el excesivamente contaminado Río Chicamocha.
Los funcionarios aseguraron que la
banda transportadora no generará ningún tipo de afectación negativa en la
comunidad, ya que, según estos, contará con importantes avances tecnológicos,
mostraron los planos de ampliación de la planta y expusieron los planes de
manejo ambiental y socio-económico, en los que se mencionaron estudios y cifras
para la mitigación de las afectaciones biológicas, físicas y del ambiente junto
con las ofertas formativas y laborales del proyecto.
En concreto plantearon, que el
proyecto tendrá 4 momentos, el primero con la realización de estudios técnicos y
proyecciones que no generará mayor cantidad de empleos, el segundo de construcción
de las modificaciones el cual generará de 600 a 800 empleos, el tercero de
montaje, en donde manifiestan que se dará el mayor número de puestos de trabajo,
llegando a los 2000 por un periodo de tres meses aproximadamente y por último
el cuarto momento, en donde la planta entrará en funcionamiento generando el
despido de personas que hasta el momento venían trabajando en labores como el
transporte de material.
Las exposiciones y en general el
espacio de socialización, no convencieron a la atenta comunidad que se mostró crítica
ante la Multinacional, entre sus reclamos más sentidos se encontró que esta
reunión era ya el último paso, convirtiéndose en algo menos que un saludo a la
bandera o requerimiento jurídico, ya que la empresa prácticamente tenía todo
aprobado; se rechazó la manera en que se impuso el orden del día, asimismo por
la forma mediocre en que algunos de los funcionarios realizaron sus
exposiciones, además, hubo fuertes críticas a los estudios socio-ambientales por
su bajo nivel técnico-académico.
Se denunció el alto precio del cemento
pagado por la comunidad, cemento que es fabricado con los mismos recursos que
salen de sus territorios, denuncia que se sumó a que muchas de las cifras que
se usaron para dichos estudios estaban alteradas, según los asistentes, y que
por lo tanto no correspondían a la realidad de la comunidad que varias veces
instó a la empresa a que fuera sincera ya que, como ha pasado en otras
oportunidades, ofrecen un número de empleos pero no mencionan que son empleados
tercerizados, contratados con intermediarios que quitan derechos laborales y
que cuando terminan sus esporádicos trabajos los dejan con más problemas de los
que tenían antes de la llegada de la empresa, a fin de cuentas, los
planteamientos de los líderes y lideresas de la comunidad develaron un
sinnúmero de trampas (como la omisión de información sobre la ampliación de la
mina) y mentiras de dicha socialización, que cabe mencionar no concluyó
formalmente.
Con gran capacidad de debate y
discusión la comunidad rechazó tajantemente el proyecto de ampliación y
modernización de la planta no sin antes proponer, entre otras cosas, que la
multinacional ARGOS deje el 2% de sus utilidades netas para los habitantes de
la región afectada aparte de la paupérrima inversión social que la empresa ha
hecho y que promete hacer.
El panorama tras la socialización deja
entrever que los habitantes de los territorios afectados buscarán detener el
proyecto de ampliación de una empresa que ya bastantes daños ambientales, socioculturales
y a la salud, ha dejado en el territorio por más de 30 años. Organización,
unidad y movilización son las claves para que el pueblo ejerza su soberanía y
decida qué hacer con sus recursos naturales.
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