En la década del 90, tanto
la FAO como la ONU, vendieron la idea a nivel mundial que la lucha campesina
por la tierra y por la conservación de valores culturales cultivados durante
siglos, era inviable. se desconoció que son los campesinos los que durante
siglos han ofertado los alimentos que ha necesitado la humanidad.
Al declarar la no
viabilidad del campesino se dio prioridad a megaproyectos minero-energéticos,
megacultivos y grandes plantaciones en manos de trasnacionales que hoy dominan
la manipulación y el mercado de los alimentos. Desde entonces una lucha mundial
ha despertado la resistencia campesina en defensa de las semillas, la soberanía
alimentaria, la defensa de ecosistemas estratégicos, la permanencia en el
territorio y mantiene su decisión de que la tierra se pal que la trabaja y la
cuida. Esto nos convoca entonces a mirarnos en nuestra realidad y plantearnos
propuestas de vida en nuestros territorios, como son los territorios
agroalimentarios.
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