Las “armas no letales” usadas
para el control de movilizaciones y bastante cuestionadas en el mundo por ser
potencialmente mortíferas, son, por estos meses punto de debate en Colombia por la puesta en acción de las pistolas Taser
(pistolas de descarga eléctrica) y de su uso que en adelante estarían haciendo
los escuadrones especiales y de policía en los eventos de masas.
En esta Colombia
agitada donde sus pobladores vienen demandado cambios en las condiciones de
vida, respeto a los derechos humanos y mejores oportunidades para el desarrollo
social, el estado responde al pueblo con un arsenal de armas exclusivamente
diseñadas para torturar, controlar, bloquear y tratar de sembrar el pánico
colectivo al pueblo que reclama.
El pertrecho para
reprimir a la población desarmada está compuesto por las ya conocidas tanquetas
lanza agua con más de doce mil litros y con 50 metros de alcance, rifles lanza
gases, lanza gomas, lanzadoras anti-tumultos con tarros de gas lacrimógeno, gases
mal olor, canicas, metralla, arena, armas sónicas (la sirena ensordecedora),
porras y pistolas eléctricas, rayos laser o “rayo del dolor” el encandilador
láser, entre otras tantas “genialidades”
para infligir sufrimiento.
Lo preocupante de esto
es que las armas son Armas y por cuanto, potencialmente mortales, por ejemplo:
las sirenas ensordecedoras pueden provocar vibraciones en los órganos, nauseas,
convulsiones, hemorragia nasal, terribles dolores de cabeza a un centenar de
metros de distancia;
Las pistolas eléctricas
o Taser producen un efecto neuromuscular de incapacitación (una forma refinada
de decir electrochoque! Y más claramente tortura); estas pistolas tienen la
capacidad de alterar el ritmo cardiaco con consecuencias mortales, las Taser se
implementaron desde el pasado mes de Julio, al menos en Cali, Medellín y Bogotá
y aun que el general Palomino, comandante de la Policía nacional reconoce que
pueden ser letales, también prometió que solo se utilizarían para “controlar
riñas e individuos en alto estado de agresividad….”
Un informe de amnistía
internacional registra el asesinato con artefactos Taser de más de 500 personas
en Canadá y los Estados unidos, en lo que va del el 2001 al 2012, todos,
personas civiles, desarmadas y reducidos por de los policiales. Al menos dos
colombianos ya están en el registro de víctimas mortales por cuenta de las
pistolas eléctricas.
Nada garantiza en este
estado policial que las Taser no se activen para atacar las manifestaciones,
campesinas, estudiantiles, obreras y populares, ahora que al parecer el enemigo
es la población civil y que en cada movilización lo reiterado resultan ser las
agresiones sistemáticas y el uso
desmedido de la fuerza, las “armas de reducida letalidad” como eufemísticamente
las presentan, se constituyen en el dispositivo de mayor agresión en manos del
ESMAD, las fuerzas especiales y la
policía en general; las Taser son otra amenaza que enfrenta los movimientos
sociales.
Articulo tomado de Trochando sin Fronteras edición 20, medio de comunicación de las organizaciones sociales de la Región Centro Oriente.
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