viernes, 12 de diciembre de 2014

SEMINARIO INTERNACIONAL DE DELITO POLÍTICO: UNA MUESTRA DE RESISTENCIA Y VOLUNTAD PARA CONTINUAR LA LUCHA -NO ESTAMOS TODOS, FALTAN LOS PRESOS POLÍTICOS-




Corporación Social para la Asesoría y Capacitación Comunitaria



El 15 de octubre de 1973, el dirigente sindical Luis Carlos Cárdenas Arbeláez fue capturado en la ciudad de Medellín por miembros del Ejército Nacional y posteriormente ejecutado extrajudicialmente; por ello, como reivindicación a su lucha. Todos los años se conmemora en esta fecha el día Nacional del Preso y la Detenida Política. 

Este año, el pasado jueves 15 de octubre en honor al dirigente sindical y a todas las víctimas del delito político, se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá el Seminario Internacional sobre Delito Político y situación de los presos políticos en Colombia, el cual se planteo como objetivo consolidar un espacio de discusión y sensibilización entre académicos, líderes comunitarios, organizaciones sociales, víctimas del delito político y sociedad civil en general, respecto a la situación que actualmente viven los presos políticos en Colombia y el marco jurídico que acobija su situación carcelaria.

El seminario Internacional contó con la participación de ponentes nacionales e internacionales que compartieron a los asistentes sus planteamientos respecto al delito político, no solo en el marco de la legislación colombiana sino también bajo los instrumentos legales de cada uno de sus países de procedencia. 


Reunir en un mismo escenario a representantes de distintos países pretendía el fortalecimiento de una red entre las organizaciones sociales que se solidarizan y acompañan los presos políticos a nivel mundial. Los ponentes internacionales, representantes de países como Argentina, Chile, Venezuela, Palestina y Pais Vasco, expusieron la grave situación que viven los presos políticos de su país, quienes a diario deben enfrentarse no solo a constantes violaciones de derechos humanos sino también a un aparato judicial represor proveniente de una clase dominante con intereses políticos determinados.  


Resulta importante hacer énfasis en los casos expuesto por los países de Palestina y Argentina, debido a las duras leyes de represión que existen para el movimiento social, de esta manera, su lucha y resistencia se ha visto determinada por los fuertes controles judiciales que estratégicamente están diseñados en contra de ellos. Especialmente, en el caso de Argentina donde no hay presencia de grupos armados insurgentes en el territorio nacional llama la atención como las instancias militares y judiciales realizan constantemente una persecución y hostigamiento al movimiento social. 


El punto más álgido de la discusión giro entorno a bases jurídicas y filosóficas que permiten la categorización del delito político, el cual hoy por hoy se encuentra desviado en lo que refiere a su significado y sus implicaciones. En términos jurídicos, es importante resaltar la intervención realizada por ponente Carlos Gaviria ya que hizo énfasis en la demanda que en 1997 interpuso el General Harold Bedoya ante la Corte Constitucional, la cual dio un giro importante al delito político. La demanda que fue apoyada por el Procurador General de la época – Jaime Bernal-  le quito al delito político su reconocimiento constitucional y fue reformado al ordenar procesar dentro del mismo otros delitos adyacentes a éste, tal es el caso del delito de homicidio. La consecución de dicha reforma niega la naturaleza política del delito de rebelión en el marco de un conflicto armado  como el colombiano y demuestra la articulación que existe entre las fuerzas militares y las instancias judiciales para reprimir la lucha social en Colombia.  


Desde la institucionalidad colombiana se ha querido mostrar la intensión de consolidar un Estado democrático que brinde libertades políticas para todos los ciudadanos, sin embargo, los lineamientos que se instalan desde las elites políticas contradicen dicho ideal, al estigmatizar social y jurídicamente a aquellos que disiden de los planteamientos gubernamentales. De esta manera, se categoriza como “enemigo o terrorista” a aquel que por sus convicciones se opone o contradice los regímenes y medidas implementadas en contextos políticos, económicos, ambientales, sociales, a sabiendas que atentan contra la vida digna de los campesinos, jóvenes, trabajadores, estudiantes, mujeres, victimas, entre otros.


Lo anterior, responde a las lógicas implementadas en el territorio nacional especialmente en el marco de la política de Seguridad Democrática, las cuales orientaron las acciones militares al exterminio, persecución y aniquilamiento no solo de los grupos insurgentes sino también de las organizaciones sociales defensoras de los Derechos Humanos caracterizadas por hacer oposición al gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. 


A partir de ello, se instala un discurso oficial de “amenaza terrorista” que busca la estigmatización de dichos opositores, trayendo como resultado el asesinato de líderes comunitarios, la persecución y amenaza a múltiples organizaciones sociales y la victimización desde el sistema judicial a muchos dirigentes políticos de oposición. El desarrollo de las ejecuciones extrajudiciales es una de las demostraciones más claras de los resultados que dejo dicha política de exterminio implementada en el territorio nacional; el asesinato de miles de civiles inocentes a cargo de las fuerzas militares y su presentación ante la institucionalidad y opinión pública como “guerrilleros dados de baja en combate” fue una practica sistemática de violación de derechos humanos que tuvo su pico mayor entre el año 2002 a 2010. El reconocimiento de este tipo de asesinatos ante instancias internacionales como crímenes de lesa humanidad y la constante lucha de las organizaciones de victimas, provocó la judicialización de algunos miembros de las fuerzas militares, sin embargo, las condenas no son suficientes ya que los altos mandos militares quienes se constituyeron en la mayoría de casos como autores intelectuales, aún siguen libres, ejerciendo cargos públicos y ascendiendo de rango en el plano institucional.[1]

 
Es importante anotar que dichos escenarios de violación a los Derechos Humanos continua aún terminado el gobierno del ex presidente Uribe, hoy en día la cartera de gobierno liderada por Juan Manuel Santos se ha caracterizado por la falta de garantías a los líderes políticos para hacer su trabajo comunitario libre y públicamente.


El seminario contó con la intervención por vía telefónica de varios compañeros que actualmente se encuentran recluidos en las cárceles de Combita (Boyacá), Picota (Bogotá) y Modelo (Cucuta). En su intervención, los presos políticos dieron un saludo fraterno a los asistentes del seminario y agradecieron su participación como muestra de solidaridad con la situación que actualmente viven, así mismo, expusieron las pésimas condiciones en las que se encuentran dentro de los centros de reclusión, donde se les es negado su derecho a la salud, a una alimentación integral, a un espacio mínimo vital, a la reunión familiar, entre otros. El mal trato por parte de los agentes del INPEC evidencia la estigmatización y persecución de la que son víctimas no solo fuera de los centros de reclusión sino también al interior de los mismos.


Una vez terminadas las ponencias, los participantes provenientes de todas las regiones del país se trasladaron hasta el Planetario Distrital a fin de realizar una movilización de antorchas que permitiera expresar el rechazo ante la situación que actualmente viven los presos políticos y exigir garantías de justicia y vida digna dentro de las cárceles. La movilización se realizó por toda la carrera séptima hasta la Plaza Santander donde se finalizo la jornada al son de algunos compañeros intérpretes de música urbana.


El seminario que contó con la participación de más de 600 delegados de las regiones sur occidente, centro oriente, eje cafetero, nororiente, entre otras, elaboro una Declaración Política donde hace explicitas las siguientes exigencias[2]:


·         El reconocimiento y la ampliación de la noción de delito político como un mecanismo central que permita avanzar hacia la solución política y negociada del conflicto.
·         El respeto al pensamiento crítico, al derecho a la protesta y a las diferentes formas organizativas del pueblo colombiano como un derecho a la paz y a la satisfacción integral de los derechos fundamentales.


·         La inclusión, en la agenda de paz, de la solución a la crisis carcelaria, la ratificación del Protocolo Facultativo contra la Tortura y la transformación de la actual política criminal, así como la inclusión de garantías de participación para la población reclusa.


·         Al Gobierno Nacional un llamado a que muestre una vocación real de paz y agilice los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional – ELN –.
·         La asistencia de un representante de los presos y detenidas políticas en la próxima delegación de víctimas en los diálogos de la Habana, Cuba.

·         Apoyar las jornadas de desobediencia pacifica que se están desarrollando en las cárceles del país durante el mes de octubre para que sea decretada la emergencia social carcelaria y sea puedan establecer las bases para una verdadera transformación del régimen penitenciario y carcelaria y de la política criminal que lo sustenta.


Finalmente, es necesario que dichos espacios de discusión y sensibilización respecto a los presos políticos se sigan desarrollando en las regiones como muestra de solidaridad con los compañeros detenidos, ya que muchos de ellos aún sin ser parte de los grupos insurgentes reciben un trato degradante por parte de las instituciones carcelarias. El desarrollo del seminario tan solo una de las actividades que las organizaciones sociales seguirán realizando en el marco de un plan de acción que busca garantías para un movimiento social de oposición en Colombia ya que no está de acuerdo con las políticas implementadas y si está de acuerdo con los principios de justicia social y vida digna.




[1] El 5 de noviembre de 2014, el representante Alirio Uribe presento en plenaria una denuncia ante las Brigadas del Ejercito reportadas de presentar el mayor número de ejecuciones extrajudiciales. El representante exigió la destitución de ocho altos mandos militares que están implicados en el desarrollo de esta práctica sistemática de violación a los Derechos Humanos y que aún siguen ejerciendo en la institución militar, ellos son: general Juan Pablo Rodríguez Barragán (Cesar y Guajira, 24 casos), mayor general Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar (Huila, 24 casos), brigadier general Henry William Torres (Casanare, 63 casos), mayor general Hernán Giraldo Restrepo (Cesar y Guajira, 72 casos), brigadier general Emiro José Barrios Jiménez (Caldas, 23 casos), brigadier general Jorge Enrique Navarrete (Guajira, 24 casos)
[2] Exigencias retomadas de la Declaración Política del Seminario Internacional Sobre el Delito Político y Situación de los presos Políticos en Colombia, retomado de: http://cspresospoliticos.com/index.php/noticias-2/1057-declaracion-politica-del-seminario-internacional-sobre-delito-politico-y-situacion-de-los-presos-politicos-en-colombia
 

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